AQUELLAS COMUNIONES DE ANTAÑO.

Hace años, muchos años, los niños (ahora hay que decir los niños y las niñas; pero según la Real Academia, cuando se habla en PLURAL lo correcto es utilizar el MASCULINO) cuando cumplíamos entre 6 y 8 años hacíamos la PRIMERA COMUNIÓN.
El maestro o la maestra (en mi caso, doña Aurora, maestra en San Juan de Duz-Colunga) nos enseñaba el Catecismo (el del jesuíta P. Astete) en conjunción con las catequistas de la parroquia y la supervisión del párroco.
En realidad no teníamos edad para entender el misterio de la Eucaristía y , por supuesto, lo que significaba la Transubstanciación, palabra que aún hoy , ya viejo, me cuesta pronunciar.- Admitíamos que ese acto, la Comunión, encerraba un algo de divino, un estar con Jesús de Nazaret porque Jesús venía a nosotros y nos quería y nos iba a ayudar y también ayudaría a nuestra familia y amigos.-
Y nos animaría a ser buenos y obedientes y estudiosos en la escuela y que no debíamos pelearnos con los amigos...
Las normas eclesiales de entonces obligaban al ayuno eucarístico (no se podía comer cosa alguna desde la medianoche del día anterior) y por eso, para que los niños no tuviéramos "debilidad" ("fame" , para que me entiendan) la Misa y Comunión se celebraban a horas tempranas de la mañana. Después, "de la Misa a la mesa" , es decir, a la Sacristía donde el párroco y las catequistas invitaban a los comulgantes a un chocolatín bien caliente con galletas u otra dulcería.
Luego, a mediodía, el comulgante y su familia invitaban a allegados , parientes y amigos a una sencilla, pero sabrosa, comida en la casa o, si "había posibles", en un restaurante.
Los trajes y vestidos de comunión eran sencillos y llamativos. En los niños predominaban "los de marinero" y los de "oficial marino" (como mínimo capitán de navío, vicealmirante o almirante). En las niñas dominaba "el blanco de novia". Unos y otras portaban un rosario, un devocionario, una cadena al cuello con medalla... y un bolsín para repartirlas "estampas de recuerdo" y recibir los dinerinos (pocos) que se regalaban (25 a 100 pesetas como mucho). Otros regalos eran libros de cuentos, algún juguete (muñecas, balones, etc).- Trajes y vestidos que "heredaban" hermanos y otros niños , hijos de familiares o amigos.-
Y los invitados guardábamos con emoción las "estampas -recuerdo" que regalaban los comulgantes. Algunas de las de entonces eran preciosas obras de arte impreso ; todos muy devotas, todas muy emotivas.
No. No quiero hablar de la Comuniones -si Comuniones se puede decir- que se celebran actualmente. Pura parafernalia exenta de sentido cristiano, de fe y de devoción. Un acto social donde lo religioso brilla por su ausencia. 
Una muestra palpable de la cultura siglo XXI donde la hipocresía corre pareja con la presunción de lujo y de elegancia muchas veces hortera.
Y todo ello porque falta una auténtica catequesis religioso-cristiana. Y la Jerarquía, callada, callada...
No. No. No es esto, no es esto
NOTA.- Foto de cuatro recordatorios de Primera Comunión que conservo en mi colección de "curiosidades colunguesas".
Pertenecen a los años de 1911 , 1913 y 1933.-

Les Histories de Fidalgo